Con Benjamin Morer, Renata Villar y Zoe Gregorutti escribimos una historia policial, a partir de una noticia verdadera. Acá, les dejo el resultado.
La envidia mata
-¿Como era su relación con la víctima del asesinato ocurrido el día 11 de mayo? Preguntó el detective Mario Aguirre, comenzando con el interrogatorio al vecino de Angel Sanaki, el asesinado.
- Mi relación con Ángel no era de la mejor que se podía tener con un vecino, teníamos unos cuantos inconvenientes. El era un hombre muy antipático e irresponsable, sobre todo muy reservado, no contaba nada de su vida personal a las demás personas.
- ¿Alguna vez lo vio acompañado?, ya sea con amigos o con alguien que signifique más que eso..
- Sí, los últimos tres o cuatro meses, aproximadamente, vi que una mujer con ropa de farmacéutica lo acompañó a su casa. Ellos.. ¿Cómo decirlo?.. no eran solo amigos, lo podías notar por la forma en cómo se miraban, más que nada Ángel. Pero no creo que ella haya tenido nada que ver con lo sucedido.
- Ya se dé quien está hablando. ¿Cuénteme qué hizo el día del asesinato?
- El día del asesinato, alrededor de las 6 de la tarde, me encontraba tomando mate viendo el atardecer por el balcón. Luego, comencé a escuchar ruidos de movimientos en la casa de mi vecino, pero Ángel siempre suele dormir la siesta a esa hora. Ahí fue cuando decidí ir a fijarme que estaba pasando. Como nadie respondía a mis golpes en la puerta, decidí entrar. Y vi…. (Pausa melancólica)
- ¿Qué vió señor?
- A Ángel, muerto... en el piso. Pero no estaba simplemente muerto… había algo más..
-Miguel, necesito que sea más específico. ¿Qué es ese algo?
- Al decirle esto estoy poniendo en riesgo mi propia vida. Puede ser que con Ángel no hayamos tenido una buena relación, pero yo creo que él haría lo mismo por mí. Cuando entre a la casa, vi a Ángel tirado en el piso, sobre un charco de sangre. Su boca estaba semiabierta, lo suficientemente abierta como para que yo pudiera notar que le faltaban tres o cuatro dientes. Al levantar la mirada, vi una frase escrita en la pared: “Dios le da Pan a los que no tienen dientes” escrito con una pintura roja espesa; yo, personalmente, no entendí el motivo de esta frase.
- Me resulta muy extraño, ¿Está seguro que no sabe a qué se refiere esa frase?, ¿Qué es eso que lo asusta decir?
- Estoy bajo amenaza señor. Lo que diga llevará a mi muerte - Afirmó Miguel, tartamudeando.
- Lamento decirle que tendrá que hablar de todos modos, no le va a pasar nada mientras esté a mi cuidado. Nos veremos mañana a la misma hora. Espero su respuesta.
Al día siguiente, el cuerpo de Miguel Terrazas fue encontrado sin vida en un callejón de la calle Mitre. Había sido ferozmente apuñalado en la zona del abdomen. Pero sin embargo, Mario Aguirre siguió con la investigación, pero ésta vez tenía dos asesinatos por resolver.
Luego de la muerte de Miguel Terrazas, se realizaron diversas entrevistas, para investigar quién estaba involucrado en los asesinatos de estas dos víctimas. La mucama, el jardinero y los demás empleados de la casa y trabajo de Ángel fueron entrevistados, la única mujer que quedaba era Julia Hernández. Ella era la empleada, la cual se creía que había tenido un romance con el difunto, esto la convertía en sospechosa de su muerte.
Cuando el detective entró a la habitación donde iba a ser realizado el interrogatorio, vio a Julia Hernández, sentada en la una silla retocando su maquillaje. Ella sacó de su bolso, que parecía relativamente caro, un labial color rojo sangre, al que le faltaba la tapa.
Usted era empleada de Ángel Sanaki, ¿verdad? - Fue la primera pregunta del detective hacia la farmacéutica.
Claro, él era un hombre no muy simpático y parecía ser muy celoso y demandante. Nosotros teníamos una buena relación, pero ésta no salía del trabajo.
¿Nunca se vieron fuera del trabajo?
No, como ya dije, nuestra relación era solo laboral.
Bueno, si no tiene más para decir este es el final de la entrevista, nos veremos.- Dijo el detective, terminando con la entrevista.
Unos días antes, se había inspeccionado y revisado la escena del crimen donde ocurrió la muerte del pobre Miguel Terrazas. La cual era evidente que tenía que ver con la muerte de su vecino Ángel. Mario, claramente, sabía que tenía que ver con lo que el señor oculto en su entrevista, pero él todavía necesitaba descubrir quién estaba detrás de esto. En la casa del señor Terrazas, se encontró un cuchillo el cual tenía de un lado escrito “traición” y del otro, tenía las iniciales G.P.A escritas con el mismo tipo de pintura roja que la frase del anterior asesinato.
La pregunta era, ¿Cómo había descubierto Mario que Julia Hernández y Gustavo Sanaki eran los asesinos?,como primer evidencia, la pintura cremosa que se había utilizado para escribir las frases era la de un labial, mismo labial que la mujer estaba retocando en su entrevista y el cual Gustavo tenía en sus labios al entrar al citatorio, luego de que Julia lo hubiera besado. Como segunda evidencia se encuentran las letras “GPS” en el mango del cuchillo, que eran las iniciales Gustavo Pérez Sanaki. También, meses después de la muerte de su tío, Gustavo cambió su apellido a Pérez, debido a la furia que tenía por no recibir herencia al estar en bancarrota y que ésta haya sido para Ángel, que siempre tuvo una posición económica excelente. Ésto significa que la frase “Dios le da pan a los que no tienen dientes”, provenía del rencor que le tenia Gustavo a Ángel y a su padre, eso fue lo que el policía susurro en el oído del detective, cuando entro a darle los archivos con la información ya resuelta. Nuevamente, la pregunta era ¿Cómo se relacionaban estas dos personas? El vecino de Ángel, había mencionado que él se había estado viendo los últimos cuatro meses con una farmacéutica, que nos da a entender que se trataba de Julia Hernández. Por otro lado, recordemos que Gustavo llegó a la entrevista con restos de labial rojo sangre en su boca, igual al que se estaba retocando Julia Hernández al esperar en la sala del interrogatorio. Gustavo también mencionó que se había estado viendo con alguien los últimos tres meses, como respuesta al porqué tenía labial en su boca. Al juntar toda esta evidencia, Mario Aguirre, se dió cuenta de que ellos dos eran amantes.
Pero, ¿Por qué habían matado al pobre Ángel? Julia, había mencionado que él era un hombre muy celoso, y Gustavo que se encontraba en bancarrota. Esto les da un motivo para poder asesinarlo y por esto recibir la herencia la cual Ángel todavía no había cobrado. De esa forma, iban a obtener el dinero de forma legal y Julia podría liberarse de Ángel sin luego ser despedida por su enojo al enterarse de que tenía un amante. Durante el crimen de Ángel, fue el vecino quien los vio y a quien ellos amenazaron a cambio de su silencio. Al enterarse de que Miguel había mencionado lo sucedido en su interrogatorio, lo mataron como habían prometido hacer.
Esto convirtió a Julia Hernández y Gustavo Sanaki en los culpables por el asesinato de Ángel Sanaki y Miguel Terrazas.
